Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA DE LA NACION CHICHIMECA



Comentario

Que trata cómo Cortés se apercibió para ir sobre la ciudad de México por agua y por tierra a sitiarla


Acabados que fueron de hacer y armar los bergantines y la zanja para entrar por ellos en la laguna y hechos los demás pertrechos necesarios para la empresa que Cortés tenía comenzada (que para todo Ixtlilxóchitl y su hermano Tecocoltzin dieron bastantísimo recaudo), fueron echados en la zanja los bergantines y a veintiocho de abril de 1521 Cortés hizo alarde de toda la gente y halló ochenta y seis a caballo, entre ballesteros y escopeteros, ciento dieciocho y más de setecientos peones de espada y rodela, tres tiros gruesos de hierro, quince de bronce pequeños y diez quintales de pólvora y habiendo acabado de hacer el alarde, les hizo una plática, en que en suma les encargaba y mandaba que guardasen y cumpliesen las ordenanzas que tenía establecidas para las cosas de la guerra y que se esforzasen mucho pues veía que Dios en todo acontecimiento les favorecía; que sin duda alcanzarían victoria contra sus enemigos, pues había tan pocos que casi habían quedado ningunos y su divina majestad en tan breve espacio los había socorrido y aumentado en armas, gente y caballos, de donde podían todos conocer que la pelea era suya y en favor y aumento de su santa fe católica y en gran servicio de su majestad, aumentando la real corona de Castilla con un imperio tan grande como era el de esta tierra, en donde había tan grandes y tan espléndidos reinos y provincias y tanta grandeza y riqueza, lo que les había de poner mucho ánimo y esfuerzo para vencer o morir. Todos respondieron que así lo harían y mostraron mucho placer y deseo de verse ya en la conclusión de esta guerra, pues de ella pendía toda la paz y sosiego de esta tierra. Luego el día siguiente despachó sus mensajeros para las provincias de Tlaxcalan, Huexotzinco y Chololan, rogando a los señores de ellas que con toda la gente que tenían aprestada, como se les tenía avisado, se viniesen luego... de Tlaxcalan a la ciudad de Tetzcuco y los de Huexotzinco y Chololan a la provincia de Chalco dentro de diez días. Ixtlilxóchitl y su hermano Tecocoltzin hicieron el mismo apercibimiento para que todos los del reino de Tetzcuco Aculhuacan y las provincias de él sujetas, acudiesen con la gente de guerra y servicio para ir sobre la ciudad de México en favor de Cortés y de los suyos, trayendo por delante y ante todas cosas los bastimentos y pertrechos necesarios para el campo y servicio de Cortés, de los suyos y de los demás amigos; porque los que en la ciudad de Tetzcuco tenían juntos y apercibidos no eran bastantes y cada día se gastaban en asistencia del ejército de los nuestros y para las salidas que cada día se hacían contra los mexicanos. Los tlaxcaltecas llegaron a la ciudad de Tetzcuco cinco días antes de pascua de Espíritu Santo (que fue el tiempo que se les señaló) y lo mismo hicieron los de Huexotzinco y Chololan en Chalco, en donde fueron muy bien recibidos los unos y los otros. Los tlaxcaltecas eran cinco mil hombres de guerra e iban por sus caudillos Quauhxayacatzin, Miztliymatzin, Tenamazcuicuitzin, Tecuanitzin, Acxotécatl, Acamayotzin, Teyanquiztlatoatzin, Zeyecatecuhtli, Tepilzacatzin, Chiahuatecoletzin, Cuitlízcatl, Cocomintzin, Tzicuhcuácatl, Michcuatecuhtli, Tlachpanquizcatzin, Tizatemoctzin, Chiquacen, Mázatl, Ixconauhquitecuhtli y Tlahuihuiztli, que cada uno de ellos tenía la divisa según la dignidad y preeminencia de su oficio, de diversidad de plumería y adorno de oro y pedrería. Ixtlilxóchitl y sus hermanos los recibieron muy bien, aposentándolos en sus palacios y dándoles todo lo necesario para su sustento regalo y los pocos días que allí estuvieron fueron muy festejados. De los huexotzincas que eran más de diez mil, venían por sus caudillos Nelpilonitzin, Tozquencoyotzin, Xicoténcatl, Mecacálcatl, Quauhxayacatzin, Huitzilihuitzin, Yecatlapitzqui, Tetepotzquanitzin, Quauhtonatiuhtzin, Tehuatecuhtli, Chichimecatecuhtli, Tlacatecuhtli y otros que asimismo traían las divisas en sus armas como los de Tlaxcalan y de la misma manera venían los cholultecas, casi otros diez mil hombres, siendo muy bien recibidos todos de los señores de la provincia de Chalco. El segundo día de pascua de Espíritu Santo hizo Cortés salir a la plaza de la ciudad de Tetzcuco toda la gente que tenía de a pie y de a caballo, para ordenar y dar la gente que habían de llevar los capitanes, para tres guarniciones e gente que se habían de poner en tres ciudades que están en contorno de la de México y de la (primera) guarnición hizo general al capitán Pedro de Alvarado y le dio treinta de a caballo, dieciocho ballesteros y escopeteros, ciento cincuenta peones de espada y rodela y veinticinco mil hombres de guerra de los tlaxcaltecas y éstos habían de sentar su real en la ciudad de Tlacopan y por capitanes de su puesto a Jorge de Alvarado, hermano suyo, el capitán Pedro Dirsio y Gutiérrez de Badajoz, que fue su alférez, Juan Balante, Andrés de Monjaras, Vizcaíno, Alonso Ortiz de Zúñiga, que era el capitán de los ballesteros y Diego Valadez. De la otra guarnición hizo general a Cristóbal de Olid, natural de Baeza, al que dio treinta y tres de a caballo, dieciocho ballesteros y escopeteros, ciento sesenta peones más de dos mil hombres de guerra asimismo de la nación tlaxcalteca, que se habían de poner y asentar su real en la ciudad de Cuyohuacan. Cortés había escogido para su persona la guerra naval y habiéndose murmurado por algunos que decían tomaba lo menos peligroso, la dejó a Juan Rodríguez de Villafuerte y se paso a esta guarnición, naciendo a Cristóbal de Olid su maestre de campo. Fueron capitanes de la guarnición de este puesto, el capitán Andrés de Tapia, el tesorero Juan de Alderete, el factor Bernardino Vázquez de Tapia, el veedor Rodrigo Álvarez Chico y Antonio Quiñones, que fue capitán de la guardia de Cortés y después de él lo fue Francisco de Tenezas, que era su mayordomo mayor y.. tercera guarnición hizo general de ella a Gonzalo de Sandoval alguacil mayor del... y le dio veinticuatro de a caballo... escopeteros y trece ballesteros y ciento cincuenta peones, gente escogida de... Cortés los había traído consigo y cuarenta mil hombres de Tetzcuco, Huexotzinco, Chololan y Chalco, que éstos habían de entrar por la ciudad de Iztapalapan, para de camino destruirla y pasar adelante por una calzada de la laguna con favor y espaldas de los bergantines y que en el ínter que Cortés llegaba con ellos, se estuviese y juntase con la guarnición que estaba en Cuyohuacan y llegado que fuese Cortés, la dicha guarnición de gente, con el resguardo y ayuda de los bergantines, entrase por la calzada y albarrada de la ciudad hasta ponerse en Tepeyaquilla donde es ahora la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe. Nombró por capitanes de esta guarnición a Fernando de Lema Gallego, al capitán Rodrigo Ranjel, Luis Marín y Vasco Porcallo. Estos fueron los capitanes que a esta sazón fueron nombrados para estas tres guarniciones que hizo Cortés de su ejercito, sin otros muchos que hubo a tiempo, entre los cuales fueron Ruiz González y Antonio de Arriaga. Para los trece bergantines en que Cortés había de entrar y hacer la guerra naval por la laguna, dejó trescientos hombres y la más gente de mar y muy diestra en este género de pelear; de manera que en cada bergantín iban veinticinco hombres de guerra, un capitán y veedor, seis ballesteros y escopeteros y eran los capitanes de ellos Juan Rodríguez de Villafuerte, capitán de la capitana que llamaban de Medellín, Juan Jaramillo natural de Salvatierra, Francisco Verdugo natural de Arévalo, Francisco Rodrigo Magariño natural de Mérida... del de don Juan Pedro Barba Caballero... de la ciudad de Sevilla, Antonio de... natural de Zamora, García Holguín natural... de Cázarez, Jerónimo Ruiz de la Mota... de Buhones natural de Salamanca, Rodri... Hon de la Vera de Medina del Campo... de Portillo que había sido soldado... por Bravo y Juan de Mancilla... de la orden referida y recibidas las mismas órdenes de lo que debían hacer los dos caudillos principales de las dos guarniciones, Pedro de Alvarado que había de ir al puesto de la ciudad de Tlacopan y Cristóbal de Olid a la de Cuyohuacan, se partieron de Tetzcuco a diez días de mayo del año de mil quinientos veintiuno y fueron a dormir a Aculman, en donde tuvieron diferencias sobre el acomodarse y aposentarse aquella noche, aunque luego los envió a apaciguar Cortés; otro día fueron a dormir a Quauhtitlan, que era su tierra de mexicanos; el tercero llegaron temprano a la ciudad de Tlacopan y habiéndose aposentado y hecho fuertes en los palacios del rey de ella (que con todos los suyos se estaba en México en favor de los mexicanos desde la vez pasada, dejándola desamparada), los tlaxcaltecas así como llegaron, dieron una vista a los enemigos por la entrada de las calzadas de la ciudad de México y pelearon con ellos dos o tres horas y sin recibir peligro ninguno por ser ya cerca de la noche, se volvieron a su puesto y otros cinco días continuos hicieron estas entradas. Los españoles quebraron dos caños de agua dulce, que entraba en la ciudad de México y nace del bosque de Chapultepec, que fue muy defendida de los enemigos por agua y tierra, por ser el sustento de la ciudad; se ganaron algunos puentes y albarradas, se aderezaron los malos pasos para que pudiesen por una parte y por otra cerrar el campo los de a caballo... y aunque fueron heridos algunos de los españoles... algunos de los amigos, de los enemigos murieron infinitos de ellos y al sexto día que llegaron... y estando ya en el estado referido... y entrada de la ciudad de México por... se fue con su guarnición al puesto... conforme a la orden que Cortés le dio... consiguió los amigos tlaxcaltecas... fueron los de las dos cabeceras de Ocotelulco y Quiahuiztlan, quedando los dos de las otras dos cabeceras de Tizapan y Tepectícpac en Tlacopan con Pedro de Alvarado. En este medio tiempo y antes de salirse Cortés con la armada, hizo ahorcar a Axayacatzin, uno de los cuatro señores de Tlaxcalan, por ciertas demasías que hizo. Los que fueron a Cuyohuacan se aposentaron e hicieron fuertes en las casas y palacios del señor de esta ciudad, que asimismo se estaba en México con toda la gente y tenían despoblada. Los nuestros desde aquí salían a dar sus combates por la calzada que entra por esta parte a la ciudad de México, en donde hallaron muy gran resistencia y que los enemigos la tenían quebrada por muchas partes y tenían puestos muchos baluartes, albarradas y otras defensas por agua y por tierra; los del un real y del otro todos los días corrían la tierra y se juntaban cada día alanceando y matando a los enemigos y quitándoles los frutos, así de maíz como de otras cosas que por aquellas partes hallaban y les entraban los de la ciudad. Cortés teniendo noticia que ya los reales se habían puesto en los lugares que les señaló, se partió con su armada de bergantines el viernes siguiente después del Corpus Cristi, aunque fue requerido de los más principales de su ejército se fuese por tierra con las guarniciones referidas, por parecerles que era lo más dificultoso y esto de la armada menos; siendo muy al contrario, porque fue bien menester aquí su persona, que fue lo más peligroso... de la batalla y antes de embarcarse... despachó a Gonzalo de Sandoval en su guarnición... de gente para Iztapalapan, que fueron... de los mil hombres de los aculhuas... la parte que llaman Aztahuacan... a encontrar con los de Chalco que venían juntos ellos, los huexotzincas y cholultecas y... todos treinta mil hombres de guerra. Los chalcas traían por sus caudillos a Quetzalcoatzin, Totomihuatzin, Chopolazcatzin, Ixpeoácatl, Tecuhxólotl, Quetzallacoltzin, Nequametzin, Ecatecólotl, Quetzalmacatzin, Tetzauhquaquillitlalatepanécatl, Xochpollo, Cacaxlequetzqui, Xocotécatl y otros, con sus armas y divisas y a costa y mención iban los ejércitos de los señores Acacitzin y Omacatzin, que por ser muchachos y de poca edad no iban en esta jornada, aunque quedaban en la provincia para despacharles socorro y refresco en todo el tiempo que durase la guerra; poco más de medio día llegaron a Iztapalapan y comenzaron a quemar la ciudad y a pelear con la gente de ella y viendo el gran poder de gente que la guarnición de Sandoval llevaba, de amigos más de cuarenta mil hombres, se acogieron en las canoas los enemigos y no pudieron resistirles más y así sin contradicción ninguna se apoderaron de la ciudad y en ella se aposentaron, aguardando allí lo que Cortés les ordenaba. Ixtlilxóchitl, Tecocoltzin y sus hermanos se quedaron en Tetzcuco, para juntar la más gente que pudiesen para ir en seguimiento de Cortés y aviar de todo lo necesario su ejercito, entrando ordinariamente por agua y por tierra la comida y bastimentos necesarios, en que andaban yendo y viniendo más de veinte mil personas de carga y por la laguna más de mil canoas y en su guarda y defensa treinta y dos mil hombres de guerra, porque los enemigos no se salteasen y quitasen por el camino lo que allí llevaban; que, no fue lo menos que hizo en servicio de su majestad, proveyendo de todo lo necesario tan poderoso ejército y todo a su costa y mención y de sus hermanos, deudos y demás señores.